SAN ANDRÉS AZUMIATLA
San Andrés Azumiatla es de origen náhuatl, integrado por las radicales
Azumiatl, planta medicinal y Tla, partícula abundancial: lo que significa
"Donde abunda el Azumiate”.
Cuenta con una población total de 8 mil 837
personas, habitan familias
que hablan principalmente en náhuatl y mexicano, ya que la mayoría de sus habitantes son
mestizos.
Fue fundada en la antigüedad, por campesinos, jornaleros que
alquilaban su fuerza de trabajo en la haciendas agrícolas y ganaderas de
los alrededores, la población está ubicada en las faldas del cerro Nanahuatzin.
Las tierras que les dejaron los españoles eran insuficientes para su
sostenimiento, aparte de esto el ganado de los hacendados afectaba
el sembradío, esto ocasiono diversos problemas en aquel entonces.
Con el paso del tiempo se promovieron algunas demandas que
elevaron los campesinos ante la real audiencia de México, que aún se conservan
en el archivo general de la Nación.
En el año de 1776, Don Ignacio Antonio Nuñez, dueño de la hacienda
de San José Tlaxcolpan, alegó contra los naturales del pueblo de San Andrés
Azumiatla, sobre la propiedad de tierras.
Don Benito García, español que en 1736 era dueño de la hacienda de San Andrés, invadió terrenos comunales, por lo que los campesinos le entablaron un pleito durante 32 años.
Don Benito García, español que en 1736 era dueño de la hacienda de San Andrés, invadió terrenos comunales, por lo que los campesinos le entablaron un pleito durante 32 años.
Al paso del tiempo se ha ido modificando y
abusando del suelo en la junta
auxiliar de Azumiatla ya tenía nueve hectáreas de cuerpos de agua y
mil 498 hectáreas eran de pastizal; unas 225 hectáreas eran de selva baja
caducifolia, y 50 hectáreas de esa selva presentaban también algún grado de
disturbio. La zona urbana de Azumiatla tenía 54 hectáreas.
En 2005, la agricultura de temporal se redujo
a 771 hectáreas; el lirio acuático se elevó a 22.6 hectáreas; la erosión en
pastizales inducidos se disparó a 2 mil 192 hectáreas; aparecieron bancos de
extracción de materiales pétreos –como La Quebradora–; desapareció la mitad del
bosque de encino, el cual tiene ahora 475 hectáreas, de las cuales 425 tienen
disturbio bajo.
Esto ha ocasionado que el agua se redujera a 4.6 hectáreas; se ubicaron 41 hectáreas de encinar arbustivo; el nomadismo agrícola se amplió por 56 hectáreas; la selva baja caducifolia se redujo al 50 por ciento, para quedarse en 112 hectáreas, de las cuales 70 presentan un grado de disturbio muy alto. La zona urbana tiene ahora 157 hectáreas.
Dentro de sus Actividades Principales está el Vidrio soplado que consiste en el manejo de técnicas distintas para obtener las diversas estructuras. Copas, vasos, focos, vitrales, espejos, platos, cajas, relojes, lentes, todos estos objetos de vidrio están hechos del mismo material, pero con diferentes formas. Para obtenerlas podemos empezar con vidrio sólido, calentándolo hasta ablandarlo, comprimiéndolo, doblándolo, presionándolo, fundiéndolo y aplicándole todas las fuerzas necesarias para obtener la pieza deseada; o con vidrio líquido, con el cual el soplador tendrá que jugar y aprovechar las fuerzas naturales, como la tensión superficial que empuja a la masa plástica para formar una bola redonda, y la gravedad, que la dobla y la deforma. En ambos casos los principiantes tienen que acumular muchas horas de experiencia para poder hacerlo. Dicen los que saben, que al material fundido hay que sentirlo para determinar si está en óptimas condiciones para trabajarlo, por lo cual parece difícil de trabajar.
Esto ha ocasionado que el agua se redujera a 4.6 hectáreas; se ubicaron 41 hectáreas de encinar arbustivo; el nomadismo agrícola se amplió por 56 hectáreas; la selva baja caducifolia se redujo al 50 por ciento, para quedarse en 112 hectáreas, de las cuales 70 presentan un grado de disturbio muy alto. La zona urbana tiene ahora 157 hectáreas.
Dentro de sus Actividades Principales está el Vidrio soplado que consiste en el manejo de técnicas distintas para obtener las diversas estructuras. Copas, vasos, focos, vitrales, espejos, platos, cajas, relojes, lentes, todos estos objetos de vidrio están hechos del mismo material, pero con diferentes formas. Para obtenerlas podemos empezar con vidrio sólido, calentándolo hasta ablandarlo, comprimiéndolo, doblándolo, presionándolo, fundiéndolo y aplicándole todas las fuerzas necesarias para obtener la pieza deseada; o con vidrio líquido, con el cual el soplador tendrá que jugar y aprovechar las fuerzas naturales, como la tensión superficial que empuja a la masa plástica para formar una bola redonda, y la gravedad, que la dobla y la deforma. En ambos casos los principiantes tienen que acumular muchas horas de experiencia para poder hacerlo. Dicen los que saben, que al material fundido hay que sentirlo para determinar si está en óptimas condiciones para trabajarlo, por lo cual parece difícil de trabajar.
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